"Empecé a comprender que los intelectuales de las ciudades del mundo estaban divorciados de la sangre de la gente de su tierra y no eran más que unos estúpidos desarraigados, aunque fuera una estupidez permisible, unos estúpidos que, de hecho, no sabían vivir. Empecé a verme de un modo nuevo, como una sombra más verdadera, capaz de ocultar toda aquella basura mental del "existencialismo" y la "modernidad" y la "decadencia burguesa" o cualquiera de los nombres que se le quieran dar".
Jack Kerouac, La vanidad de los Duluoz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias ! tu comentario será publicado en breve.