martes, 15 de diciembre de 2009

cuentagotas





"...es solo rock´and roll

pero ya es mucho para
vos".





esa respiración tuya

tan
maltratada

anhelo
de cisnes mordisqueantes
tragando mi vestido
desenvolviendo
noches
en
bruma
pegajosa

una sombra

un pequeño detalle

una llovizna
a penas

amargas gotas
me chorrean
la boca

quisiera escupir
escupirlas
y
escupirte.



jueves, 10 de diciembre de 2009

martes, 8 de diciembre de 2009

domingo, 6 de diciembre de 2009

solo dios sabe







LA CUCARACHA

Una vez había un hombre que vivía solo. Era periodista. Trabajaba en un diario desde las seis de la mañana hasta la medianoche. Cuando terminaba de trabajar salía del diario; caminaba unas cuadras; comía en un restaurante y después iba a un bar a tomar cerveza. Al amanecer regresaba a su casa. En su casa –era un pequeño departamento– no tenía un solo mueble; ni cama tenía, ni una silla en que sentarse. Había unos clavos en la pared en donde colgaba el saco, el pantalón y la camisa. Dormía en el suelo. En invierno o cuando hacía frío se envolvía en una frazada.

Le gustaba tomar cerveza. Todo el día tomaba cerveza: a la mañana, a la tarde, a la noche. Siempre llegaba a su casa con dos o tres botellas de cerveza.

Una madrugada, cuando se acostó en el suelo para dormir, vio a una cucaracha que salía de un agujero del zócalo. La vio caminar, detenerse y acostarse cerca de su cabeza.

Esto pasó varias veces. Una vez, cuando la cucaracha salía del agujero del zócalo, tomó la tapa de una botella de cerveza y la puso a su lado, y allí se acostó la cucaracha.

Al día siguiente el hombre llegó más temprano a su casa. Traía un poco de algodón: lo desmenuzó y le hizo una cama en la tapa de la botella de cerveza para que durmiera la cucaracha.

El hombre se acostó como siempre en el suelo. Vio salir a la cucaracha del agujero del zócalo: caminar y subir para acostarse en la cama que le había hecho en la tapa de la botella de cerveza.

Al otro día el hombre fue a trabajar. Estaba muy contento. Salió del diario. Iba silbando por la calle. Llegó al restaurante, comió, y después fue al bar a tomar cerveza. Se encontró con un amigo y le dijo:

–Ya no estoy solo. Cuando me acuesto, una cucaracha sale de un agujero del zócalo y viene a dormir a mi lado.

El amigo se rió.

–¿Cómo sabés que es la misma cucaracha? –le preguntó–. Tu casa debe estar llena de cucarachas.

–No, la conozco. Es la misma –respondió el hombre.

–¿Serías capaz de hacer una prueba?

–Sí. ¿Qué hago?

–Le arrancás una pata a la cucaracha. La dejás renga. Y si al día siguiente ves a una cucaracha renga que viene a dormir a tu lado, es entonces la misma cucaracha.

El hombre llegó a su casa. Se desvistió. Colgó en los clavos el saco, el pantalón y la camisa. Se acostó. La cucaracha salió del agujero del zócalo. Caminó y cuando iba a subir a la cama para acostarse, el hombre tomó a la cucaracha con el pulgar y el índice de la mano izquierda, y con el pulgar y el índice de la mano derecha, le quebró una pata y se la arrancó. Tiró la pata y puso a la cucaracha en su cama.

La cucaracha durmió: pero el hombre no pudo dormir. Vio el sol, la mañana. Él, tendido en el suelo, y la cucaracha a su lado dormida. Después la vio despertar, caminar renga y meterse en el agujero del zócalo.

El hombre se levantó, se vistió y salió. Ese día tomó mucha cerveza. Llegó al diario a las seis y media. Trabajó hasta después de medianoche. Fue al restaurante; comió. Fue al bar. Llegó a su casa. Se acostó. Vio salir a una cucaracha renga del agujero del zócalo. La vio llegar, subir y acostarse en la cama de algodón que él le había hecho en la tapa de una botella de cerveza.

Es la misma –se dijo el hombre–. Yo sabía que no estaba solo.

Pero no pudo dormir. Vio el sol, la mañana. Vio cuando se despertó la cucaracha. La vio caminar renga y meterse en el agujero del zócalo.

A la madrugada siguiente volvió la cucaracha. Llegó caminando lentamente y se acostó al lado del hombre.

El hombre no podía dormir. Miraba dormir a la cucaracha. Estaba desnudo, sentado en el suelo, tomando cerveza. Tomó una botella, dos, tres botellas de cerveza. Sintió el sol en los ojos, la mañana.

La cucaracha se despertó. Bajó de la cama. Caminaba arrastrándose y se metió en el agujero del zócalo.

Y no volvió nunca más.




jueves, 3 de diciembre de 2009

martes, 1 de diciembre de 2009

todos los sueños estan hechos de esto
















Palabras violentas

romper el silencio
y se estrellan adentro
en mi pequeño mundo

es tan doloroso
las siento penetrar
a través de mí
puedes entenderlo?
oh mi pequeña ...

todo lo que siempre quise
todo lo que necesitaba
está aquí en mis brazos
las palabras son tan innecesarias
ellas sólo pueden hacer daño

las promesas estan hechas
para romperse
los sentimientos son intensos
las palabras son triviales
los placeres permanecen
también el dolor
las palabras no tienen sentido
podemos olvidarlas...

Disfruta el silencio.


Depeche Mode




prefiero el golpe de la soledad ...




-"desgraciada de mí que no puedo alzar mi corazón hasta la boca!"-

Cordelia/Whilliams Shakespeare




él-muero de ganas...llegar a vos, abrazarte. necesito hacerlo, sos tan vulnerable… necesito contarte...

somos dos, nos hacemos fuertes...
somos dos
tan indiferentes...


él-qué haces?-
ella-mirá,los sentimientos no van tan rápido como los aviones.asi desde la primera vez que te vi no hubo última vez...quedé planeando frágil, esperando que algo quiebre el unísono-.
él-...hermosa!-
ella-sabes de la fragilidad, de lo invencible...por qué no me dejas en paz?!-.
él- es que preferiría este silencio a penas, una mirada...sabes que sos más linda cuando te vas?...como si esto fuera un amor entre aeropuertos...-
ella-mi querido! ... puro egoísmo: crudo, rojo, sangrante.las personas que dejan tanto punto suspensivo nunca me inspiraron.cuánta cobardía cuesta la ilusión?por favor!nunca encontré palabras para nombrar las cosas.para qué? para ponerles fin? para encerrarlas en la boca? cómo es que el sentimiento no lo contagia todo en nuestra sangre? cómo es que el corazón no llega hasta la lengua? cada palabra nombra lo que se esta muriendo, para que mal gastarlas en recuerdos?


afiebrada
es una hermosa forma de vivir.

en mis sueños
desando cada noche
en mis sueños
sueño yo
a

la durmiente

(quién yace a las sombras del otro?)

la sueño
inaudible
la acaricio
impalpable
la beso
no se lo digo
pero está húmeda
contra mi piel