lunes, 18 de julio de 2011

fragmento de un discurso amoroso...



La amistad no es sedentaria, es nómada, hospitalaria pero peregrina: es más un andar que un estar. Por eso el amigo acompaña, camina con nosotros, es el cercano, el que no se queda atrás ni se adelanta. Está allí, acompañando desde la cercanía, esa cercanía atenta, en vilo, que es la disponibilidad. El amigo es, sobre todo, aquel con quien se cuenta, y se cuenta para contarnos. Para decirnos, revelarnos. El amigo es el confidente, en los dos sentidos de la palabra, es aquel en quien se confía y, porque se confía nos confiamos: nos decimos, nos revelamos. Decimos las alegrías y las volvemos a sentir, a redoblar, y decimos también los dolores y aunque el dolor sigue siendo dolor deja de ser soledad; no nos deja, pero ya no está solamente en mí: duele, pero no encierra. Uno y otro, un amigo a otro amigo, se dan la posibilidad de que el otro sea, despliegue su ser, en la tibia apertura de acogida y aceptación que es y se abre en la amistad, en el más gratuito y libre de los dones del amor.

Hugo Mujica


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