El olvido
La olvidé. Por completo. Para siempre (o eso creía entonces). Me cruzaba con ella por la calle y no era ella quien se paraba ante un escaparate de ropa deportiva, no era ella quien compraba el periódico en un quiosco y se perdía entre la muchedumbre. Como si hubiera muerto. No era ella. Su nombre era el de todas las mujeres.
L.A. CuenCa
y hay más...
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